LA HERMEDAÑA.

Antonino González Blanco.

 

PRESENTACIÓN.

10 años trabajando juntos por el patrimonio de nuestros pueblos.

El pasado 3 de agosto tuvo lugar la décima edición de la Romería a la Hermedaña. Más de 160 personas de una docena de pueblos nos reunimos en aquel histórico lugar, almorzando juntos, compartiendo proyectos e ideas y, como no, los ya tradicionales lazos de hojaldre que suben los representantes de Nalda y el zurracapote de vino blanco de Sorzano.


Ambiente de una romería reciente.
 

Ya han pasado diez años desde que un campo de trabajo de Panal, bajo la dirección de los arqueólogos Pedro García Ruiz y Pilar Pascual Mayoral, limpió, desbrozó y recuperó las ruinas de la Ermita de la Hermedaña. Y también hace diez años se creó el Grupo Hermedaña y se recuperó la tradición de la Romería a este lugar lleno de magia en pleno Moncalvillo.
 


Presentación en La Hermedaña del artículo de Antonino González Blanco
 

Panal llevó como regalo una tarjeta con una poesía dedicada a la Hermedaña y Medrano, el pueblo que este año ha recibido la llave, repartió unos artículos de Antonino González Blanco, de los que aquí queremos reproducir uno a continuación.

 

LA ALMEDAÑA Y LAS MANCOMUNIDADES DE PASTOS

 

El origen de la fiesta de la Almedaña no ha sido estudiado. D. José Miguel Rubio Ibarra, en su libro sobre La Fiesta de las Doncellas, hizo unas consideraciones que no nos ayudan a esclarecer el origen ya que lo planteó desde puntos de vista que no eran los apropiados. No es desde la perspectiva del culto a la Virgen como debe resolverse. No es la Almedaña la que recibe el nombre de la Virgen, sino la Virgen la que lo recibe de la  fuente y de la fiesta.

 

I.- ES UNA FIESTA  SAGRADA Y EN ESENCIA SE TRATA DE UN TRIBUNAL SAGRADO.

 

En efecto las dos fechas en las que las Siete Villas de Campo y las Cinco Villas de Iregua subían  en procesión con solemnidad y con representación de todos y cada uno de los vecinos de cada pueblo eran por San Marcos (24 de marzo) y San Judas (28 de octubre).

 

Pero no hay duda de que tal fiesta tiene una larga prehistoria. No se estableció así por razones ni geográficas ni astrológicas. Para acercarnos a entender el problema será necesario situarnos en la época en la que la economía mundial era más bien ganadera y serrana y probablemente todavía bastante nómada.

 

Debe ser ya en la Edad del Bronce, es decir hacia el segundo milenio antes de Cristo, cuando las estructuras de la convivencia se van estableciendo tras muchas experiencias probablemente muy duras y graves. Debieron ser siglos de luchas y de matanzas las que precedieron al pacto de establecer unas normas de convivencia y de pacífica posesión de la tierra. Y para llegar a ella pasos normales fueron la sacralización de los acontecimientos y el establecimiento de tribunales y de normas sagradas que regulasen el uso de las tierras y de las cosas.

 

Esta etapa de la evolución humana nos es bastante bien conocido en Grecia, donde los indoeuropeos, pueblos de la misma cultura que los que poblaron nuestras sierras nos han dejado testimonio escrito de aquellas estructuras. Las "Anfictionías" griegas son un buen modelo de algo que debió ser más general y que está en la base de estructuras posteriores como las que aquí estamos intentando considerar.

 

II.- AQUÍ ES FIESTA DE APERTURA Y CIERRE DE PASTOS.

 

Las "Anfictionías" griegas, verdaderas "mancomunidades" para todas las cosas, no solo evitaban guerras, sino que trataban de solucionar de modo pacífico y poniendo a los dioses por testigos todos los problemas de la convivencia que se planteaban en la vida cotidiana, desde la declaración de una guerra si había motivo hasta el orden del tiempo y su medición. No olvidemos que fue la de Olimpia la que primero estableció el cómputo del tiempo para situar los acontecimientos de toda la historia griega.

 

En zonas más primitivas, como seguramente fue la cultura que se desarrolló en estas estribaciones de la Sierra de la Demanda el problema central, el que más conflictos provocaba era el tema de los pastos y del agua y fue lo que hizo falta regular y se normalizó de manera estable y duradera.

 

Todos los pueblos que utilizaban las mismas tierras y se encontraban en las mismas fuentes y atravesaban las mismas sendas debieron establecer fechas señaladas en las que reunirse y dirimir sus pleitos. Y fechas señeras fueron el comienzo del momento en el que se podían llevar los ganados a pastar al monte y el día en que ya no estaba permitido volver al monte con rebaños. Tales días debían servir también para dirimir pleitos si alguno había surgido y no había encontrado solución pacífica razonable y a gusto de todas las partes.

 

Los motivos de tales conflictos se fueron regulando y de fechas ya muy recientes nos han quedado las concordias de las villas, pero tales regulaciones más o menos primitivas debieron ser muy antiguas y por supuesto "sagradas".

 

III.- ES LA FIESTA DE LAS 5 VILLAS DE IREGUA Y DE LAS 7 VILLAS DE CAMPO.

 

Es un tema secundario el que aquí se juntaran históricamente dos mancomunidades. También esta dualidad surgió más tarde. Al principio se reunían los grupos de pastores que utilizaban el Moncalvillo. Si más tarde una parte de estos grupos organizaron de un modo particular el uso del agua del Iregua es otro tema.

 

No es la fiesta de cada pueblo. Sólo cuando a partir de los años 1860 se dejó de acudir a la fiesta como municipios, cada pueblo comenzó a celebrarla por su cuenta. Y en Sorzano se identificó con la Virgen del Roble y se puso la fiesta en Mayo, en Entrena se pasó al segundo día de Pascua y se comenzó a celebrar en Santa Ana, en Sojuela se celebra el día 11 de mayo y San Judas ha sido trasladado a fines de verano; en Medrano se solemnizó el Primer Domingo de Mayo y así los demás.
 


Acto de Entrega de la Llave al Ayuntamiento de Medrano
 

Originalmente se subía a la ermita de la Almedaña allá por la fiesta de San Marcos, coincidiendo aproximadamente con el equinocio de primavera, para "abrir" la época de pastos en el monte y se volvía a subir procesionalmente por San Judas a fines de octubre para "cerrar" los pastos.

 

Y subían todos y cada uno de los pueblos, según parece  en procesión, controlada por el alguacil de cada pueblo y acudiendo de cada casa al menos un representante, si no había fuerza mayor que lo impidiera. Eran actos solemnes con solemnidad ritual, pero no primariamente religiosa, sino sobre todo cívica y política. Pero en aquellos tiempos no había vida cívica ni política al margen de la religión y por tanto la fiesta  arraigó en la religión del momento y se formuló en las categorías de la misma.
 


Ruinas del Santuario de La Hermedaña.
 

Más tarde cuando el mundo se cristianizó fue la religión cristiana la que sirvió para dar sentido y valor a los pactos y a los ritos y a las decisiones y todo se pudo en las manos y juicios de Dios que con su poder y fuerza daba sentido y valor a los compromisos y para suavizar más los compromisos se proclamó a la Virgen como mediadora, que por ello se llamó de "La Almedaña", es decir de la fuente y lugar sagrado, verdadero epicentro de los acuerdos políticos, cívicos y de organización del territorio que iban surgiendo en toda la zona.

 

IV.- PRIMERO FUE EL SANTUARIO Y LUEGO LA MANCOMUNIDAD.

No es que las mancomunidades un buen día decidieran organizar una romería a la fiesta. Primero fue la fuente que se consideró como "templo"  o "teofanía divina"; luego alrededor de ella se reunieron las gentes que pastoreaban por la zona para resolver sus líos por vía no sangrienta. Y luego las distintas estructuras sociales que se fueron formando mantuvieron aquella primera manera de pacto sagrado.

V.- LA PRIMERA ESTRUCTURA DEL TERRITORIO.

Nos hemos acostumbrado a imaginar que las villas se han puesto de acuerdo para unirse o separarse, pero el proceso es el contrario. La primera estructura "acordada" del territorio debió ser  la que generan esos pactos sacrales entre los grupos pastoriles  asentados de manera oportunista por todo el territorio. Y debió der de ellos de donde fueron configurándose luego muy lentamente los grupos de población, que más adelante serían y se llamarían villas.

Este es el interés histórico de las fiestas de la Almedaña. Es, seguramente, el resto más significativo de un estadio de nuestra historia que se puede documentar, aunque sea únicamente por palabras (topónimos) y signos (mancomunidades), pero que nos permite profundizar hacia atrás muy seriamente en los caminos y desarrollo de la vida social en toda esta zona.
 


Representantes de varios pueblos y Asociaciones en la X Romería a La Hermedaña.
 

Al tratar de recuperar la fiesta entrañable de la Almedaña o Ermedaña y reunirnos aquí personas de todos los pueblos limítrofes y hacerlo espontáneamente estamos sentando las bases para una mejor conocimiento de nuestra historia y de nuestro ser, así como de la tierra que nos sustenta, ya que la historia más profunda está escrita en los pliegues de la tierra.

 

Antonino González Blanco es Catedrático de Historia Antigua y vecino de Medrano.

Volver     Inicio