LA ROMERÍA DE NALDA A LA HERMEDAÑA DE 1666. 

Gregorio Remírez Aranzadi - Luis Argaiz Velasco. 

Presentamos el resumen de un trabajo más amplio realizado por Gregorio Remírez Aranzadi sobre un documento del año 1666, en el que se recoge el recorrido de la romería que el pueblo de Nalda hizo a La Hermedaña y el rito religioso de la celebración. La portada, arreglos y maquetación es obra del profesor Luis Argaiz Velasco.  

INTRODUCCIÓN. 

La Ermita de la Hermedaña es uno de los lugares más enigmáticos de La Rioja. No entendemos las razones de su construcción en tan apartado lugar, ni el que más de treinta pueblos de la comarca acudieran a ella en romería durante siglos. Tuvo que ser un motivo grande y profundo.  

Cada autor da su interpretación sobre los orígenes y el culto de la Virgen en ese lugar: ritos paganos, orígenes romanos, un tributo, problemas sociales, aprovechamiento de recursos, punto de encuentro, acuerdos de pastos, ceremonias de fe cristiana.
 


Ruinas de la ermita de La Hermedaña. Lado este.
 

Lo que sí sabemos es que los archivos municipales y religiosos de la zona nos dicen que fue una fiesta de toda la comarca que, a modo de romería y en fechas distintas, celebraba cada pueblo. Los documentos consultados, sobre todo apeos del siglo XVII, donde se señalan con precisión los caminos, senderos, cerros, barrancos, parajes y demás accidentes geográficos por donde pasaban en su largo recorrido, podemos describir la procesión de uno de estos pueblos, Nalda, hace de ello ya más de trescientos cincuenta años.

 A pesar de que los caminos tradicionales que comunicaban los pueblos de la comarca con la Hermedaña fueron absorbidos hace años por el monte y en la actualidad la mayor parte de sus trazados son intransitables o han sido sustituidos por otros, y a pesar de que la toponimia, mantenida durante siglos se ha olvidado con rapidez en estos últimos años, los documentos antiguos, si se leen con detenimiento, nos van llevando paso a paso por el camino recorrido en estas romerías. 

LA ROMERÍA SEGÚN UN DOCUMENTO DEL SIGLO XVII.

 En el  “Libro de Acuerdos y Quentas del Cabildo de la Iglesia de esta Villa de Nalda”, al folio 10 vuelto, correspondiente al año 1666, aparece la siguiente nota:

 “Armedaña”. El día 1 de mayo, o el día que se dispone. Van a esta procesión cuatro Capitulares, los que quieren de los más antiguos, y si no, de los ocho de esta Iglesia y el de Islallana, los cuatro más modernos: dale el cabildo a cada uno diez y ocho reales, en total setenta y dos, y les paga el cabildo y tercia porque la villa se obligó a traer hilazas a la abadía de los cubos”.

 

“Empiézase en la Iglesia conforme al manual con “Exurge Christe”. Lleva el más antiguo estola morada. Cántanse himnos hasta el pradillo antes de San Agustín. Vuélvese a componer la procesión en la vuelta de La Modorra y en la Eruela se incorpora con los que salen a recibir del clero y villa de Sorzano. Allí se le saca capa al que va de aquí presidiendo. Hácese conmemoración en la Iglesia y se va cantando hasta el pradillo encima del lugar. A la vista de La Hermedaña se vuelve a componer y se canta “Ave Marís Stela”. Y en llegando “Regina Celi”.  

“El que preside dice la misa conmemorativa cantada y es de honor; hay ofertorio y si es domingo aspersorio y en el rosario la procesión dentro de la ermita con la imagen pequeña. Al partir se dice la salve y en saliendo responso gen. Y siempre “Non sumus digni”.

 “Cántase hasta la Cruz de la Cuesta, y allí responso gen. En llegando al pradillo enfrente de Nuestra Señora la del Roble sobre Sorzano, compuesta la procesión se hace conmemoración en Nuestra Señora la del Roble, en San Andrés y en la Iglesia, y responso gen. en el cementerio de arriba, y luego se llega hasta la Eruela; en llegando al pradillo de San Agustín y compuesta allí la procesión se canta el “ Non sumus digni” desde la Cruz de Los Caminos y se va a San Agustín”.

 “Hácese conmemoración y en saliendo responso gen y se prosigue cantando hasta el pie de la cuesta; de acá se sale a recibir la procesión con pendones, los capitulares in albis, sácase capa para el que viene presidiendo aquel día, e incorporados encima de la Era del Conde se viene por la carrera que es por donde fueron y llegando a la Iglesia las conmemoraciones del Santísimo, Santa María y San Felipe y Santiago”.
 


Campos de Nalda y Sorzano por los que transcurría la procesión.


LA DENOMINACIÓN DEL SANTUARIO.

 En el Libro se cita este Santuario como ARMEDAÑA. En otros documentos, apeos y libros se escribe también ALMEDAÑA, pero el nombre más frecuente es el de HERMEDAÑA. Es muy difícil saber la etimología de esta palabra. La geografía dialectal moderna nos ha enseñado que cada palabra tiene su historia aparte, por donde se quiere concluir que no existen leyes fonéticas sino historias de palabras. El estudio de la cronología en los documentos nos revela lo mismo, que cada palabra tiene su historia.

 A pesar de todo, daré mi opinión. Aña es una raíz prerromana cuyo significado es vena de agua o fuente.

 Hermes, antiguamente, eran los pilares coronados por el busto del dios griego de ese nombre (Hermes, el Mercurio romano). Más tarde el nombre común “hermes” se aplica a los montones de piedras utilizados como mojones. Son “hermes” pues los hitos divisorios de las heredades (Menéndez Pidal).

 La Hermedaña era un mojón, que aparece en los documentos y apeos antiguos, hasta donde podían llegar los ganados de las Villas de Campo y los ganados de las Villas de Iregua. Unas villas y otras acudían a la romería y celebraban allí sus Juntas y Concordias.

 En el Carasol de La Hermedaña pastaban las ganaderías de ambas mancomunidades. Este carasol, también llamado Carasol de la Virgen, estaba limitado por dos cantarrales, aquí llamados “ensecadas”: La Ensecada de Los Avellanos y La Ensecada de La Hermedaña.

 El significado de Hermedaña podría ser por tanto: Mojón o Ensecada de La Fuente, gran fuente que allí mana.
 


Desecada próxima a La Hermedaña
 

FECHA DE LA ROMERÍA.

 Nalda celebraba la procesión el día 1 de mayo, pero si las condiciones meteorológicas eran desfavorables o si ocurría alguna desgracia o por cualquier otro motivo justificado podía trasladarse a  otro día.

 En el libro 4º del Ayuntamiento de Sorzano, en 1672, se dice: “y en caso de no hacer tiempo a propósito por ser monte y tierra muy áspera la han trasladado a otro día, el que han tenido por bien”.

 El día 1 de mayo actualmente es la fiesta de San José Obrero; antes, en ese día se conmemoraba a los apóstoles San Felipe y Santiago el Menor.

 ASPECTOS ECONÓMICOS DE LA ROMERÍA.

 Se dice en el Libro de Acuerdos y Quentas de 1666: “dale el cabildo a cada uno diez y ocho reales, en todo setenta y dos”. Esto es lo que cobraban los capitulares por asistir a la procesión.

 En 1671 pidieron aumento y se les subió hasta veintidós reales. Así consta en este Libro de Acuerdos de la Iglesia de Nalda: “ochenta y ocho reales a los cuatro capitulares que fueron a la Armedaña que aunque antes estaban asignados setenta y dos, viendo el cabildo que no bastaba, dio orden para que se les diere dichos ochenta y ocho reales”.

 No consta que el sacristán cobrara por llevar la cruz. Al de Sorzano le daban por ello cuatro reales. 

Contra lo que pueda suponerse no era pequeña la cantidad de dinero que se les pagaba a los capitulares por asistir a esta procesión. Baste saber que en 1671 el salario de un cortador de uva no superaba un real al día; el de los cargadores ascendía a 4 reales. Los mayores salarios se pagaban en marzo-abril; a los cavadores rara vez bajaron de los 2 reales y medio y de 3 reales los de los podadores. La incidencia de estos jornales era tal que los propietarios opinaban que si se disparaban podían colapsar la producción de vino.

 En 1679, ocho años después, cobraban los jornaleros: 5 reales al día los cavadores y 6 reales los podadores, y todo ello por trabajar de sol a sol durante más de nueve horas diarias Al año siguiente los jornales habían caído hasta 3´5 reales el cavador y 4 reales el podador. Si al clero no le bastaba con 18 reales por un día ¿qué podemos pensar de lo que cobraban estas pobres gentes que trabajaban la tierra?

 LAS TERCIAS.

 Dice el Libro: “les paga el cabildo y tercia porque la villa se obligó a traer hilazas a la abadía de los cubos”.

 Las tercias eran la tercera parte del diezmo, impuesto que todos debían pagar a la iglesia.  Por Abadía y también Órreo (hórreo) se entendía en La Rioja el sitio donde se recogían los diezmos que permanecían allí hasta su distribución.

 En el resto de Castilla se denominaba Cilla. Con este significado aparece esta palabra en la Real Cédula para la desunión de la Iglesia Parroquial de Santa María de Fuenmayor y la de Navarrete, en el año 1785: “salieron de dicho Cabildo y con órdenes de éste y asistencia de mí el notario pasaron a la Abadía propia de este Cabildo, sitio en que se recogen todos los Diezmos a él pertenecientes, y abriendo la puerta de dicha Abadía, echaron fuera”.

 En Nalda, además de esta desconocida Abadía de los Cubos y de las tres ermitas (Villavieja, el Cristo y San Antón), iglesia y convento que aún quedan en pie, hubo otros edificios religiosos, hoy en ruinas, como la Ermita de San Marcos y otros desaparecidos como el monasterio de San Agustín y el monasterio de Santa María del Prado.
 


Detalle del ábside románico de la primitiva iglesia de Nalda. Ermita del Cristo.


COMIENZA LA ROMERÍA.

 Dice el Libro: “Empiézase en la Iglesia conforme al manual con “Exurge Christe”.
 


Recreación del pueblo de Nalda con el castillo de los Ramírez de Arellano.
 

Durante el camino se iba cantando, frecuentemente con alternancia de un coro masculino y otro femenino. Los cantos estaban constituidos por himnos y salmos en latín.

 El ir acompañados de una canción les hacía el camino más llevadero, les excitaba y reforzaba el entusiasmo. Llevarían consigo instrumentos musicales con los cuales durante el camino, especialmente en los descansos, alternarían canciones profanas con cantos litúrgicos.

 LLEGAN AL MONASTERIO DE SAN AGUSTIN DE NALDA.

Dice el Libro: “Cántanse himnos hasta el pradillo antes de San Agustín”.

 De San Agustín solamente quedan unas escasas ruinas y el nombre de un camino y una senda que conducen hacia ese lugar. El monasterio aparece ya en el año 1065.

En el Libro de visitaciones de la iglesia colegial de Albelda a San Agustín se le llama unas veces iglesia y otras veces ermita.

 En la visitación del año 1524 se lee: “Havia falta de retejarse toda la hermita y reparar ciertas maderas que estan quebradas y paredes y puertas que no tiene. Estovo presente el dicho señor chantre mandaron que la reparase e hiziese lo susodicho para que la dicha iglesia y ermita estoviese como sea servicio de Dios y reparo de la iglesia”.

Dos años más tarde, en 1526, el aspecto que ofrecía la ermita era lastimoso:”Ytem visitaron a Sant Augustin y vieron que estaba fecha corral y syn puerta y el altar syn mantel, les mandaron al chantre que hiziese una puerta y que haga limpiar la dicha iglesia y retejarla  y poner unos manteles en el altar”.

 Pero nadie hacía caso pues en 1528 todavía estaba peor: “Ytem visitaron Sant Agostyn la qual allaron abierta e syn cerraja la puerta y fecha establo de vestias y destejada de manera que lloviendose cuasi toda y el altar en parte desbaratado e syn manteles”. 

Y así seguía en 1532, a pesar de lo mandado nadie se preocupaba de su mantenimiento y arreglo.

 LOS ROMEROS SE RELAJAN HASTA LA “VUELTA DE LA MODORRA”.

Dice el Libro: “Vuélvese a componer la procesión en la vuelta de la Modorra”. 

A partir del pradillo de San Agustín la procesión se rompía y los asistentes irían de una manera informal, la mayoría a caballo como se dice en varios documentos.

 La procesión bajaba hasta el Río Iregua, lo atravesaba y seguía por la Calleja de Royo. Royo es sinónimo de arroyo. Se documenta con tal significado en castellano vulgar antiguo.

 Poco más adelante, pasado el Barranco de la Canalija, subía a Sorzano continuando por la Senda y Camino de la Tejera. Este camino pasaba junto a la tejera desaparecida, la Tejera Vieja, frente a Caracuesta, dando vista al Cerro de San Felices o San  Lices que el Villazgo llama Las Irijuelas y algunos apeos Elijuelas.

Seguía por Los Sentones o El Mojón, a la derecha del Cerro de Verbajón  y  por Valtrujales y el Estrepal llegaba a la vuelta de la Modorra. Aquí el camino, llamado en Sorzano Camino de Nalda, aun hoy día, como antaño, sigue describiendo  una curva o vuelta. Encima de esta vuelta se halla el término la Modorra, donde estaban las eras para trillar.

 LA ROMERÍA LLEGA A SORZANO.

Dice el Libro: “y en la Eruela se incorpora con los que salen a recibir del clero y villa de Sorzano”.
 


Vista del pueblo de Sorzano. Crédito: Justo Rodríguez.
 

La Eruela significa era pequeña. Es la calle hoy llamada la Iruela. En este punto salían a recibirles el clero y vecinos de Sorzano. No olvidemos que este pueblo había alcanzado su independencia de Nalda 34 años antes, en 1632, pero la separación de pilas entre ambas iglesias no se logró hasta 1817, por lo que el cabildo de Sorzano dependía todavía del de Nalda.

 Esto explica el interés por visitar a la bajada todos los templos y cementerios del pueblo. En 1817 se verificó la separación de la iglesia de Sorzano, entonces aneja a Nalda, y se erigió nuevo cabildo independiente compuesto de un cura propio y dos beneficiados.

 Como dato curioso sabemos que D. Juan Calvo, encargado de la parroquia del pueblo en que nació, gran benefactor de Sorzano donde se le ha erigido una estatua, que logró la independencia y la traída del agua de La Hermedaña, había muerto unos años antes, en 1647, en Nalda, donde había pasado los últimos diez años de su vida. 

 POR LOS CAMPOS DE SORZANO.

 Dice el Libro: “Hácese conmemoración en la Iglesia y se va cantando hasta el pradillo encima del lugar”.

 La procesión entraba a la iglesia parroquial donde se rezaba. En el precioso retablo de esta iglesia dedicada al patrono del pueblo, San Martín, podrían contemplar una bonita escultura de la Asunción de la Virgen que, destacando sobre las demás, les recordaría la de la iglesia de Nalda. Después se salía cantando hasta el pradillo que hay encima del pueblo, frente a la Ermita de la Virgen del Roble, encima del actual depósito de agua potable. No se dice nada de la cruz que aquí había, la Cruz del Campo, cerca del punto donde nace la Fuente del Campo.
 


Vista de la ermita del Roble de Sorzano.
 

Se rompía la procesión y subiendo por el camino de Sorzano a Castañares que iba por Las Tinieblas y Valdejorginas, pasando por el prado de la Tejera Vieja, debajo de los corrales de Tarrín, llegaban a la Cruz de La Moza.  

Estaba dibujada con cantos hincados en el suelo y fue destruida hacia 1969 al hacer una máquina las calles para plantar pinos. Antiguamente aquí había un mojón que separaba las dos jurisdicciones, la de Sorzano y la de Castañares. Hoy el límite está algo antes de llegar a ella. Cuenta la tradición que en este punto del camino, lugar solitario y escondido, fue violada y asesinada una doncella que se dirigía a Viguera. 

La Cruz de La Moza es un lugar emblemático para Sorzano. Cuando bajaban de La Hermedaña, en este punto  formaban  Las Doncellas la procesión con sus ramos de acebo que entonces se llamaban “ruecas” debido a que estos instrumentos usados en el telar estaban fabricados con madera de esta planta.
 

    
Documentos del Archivo de Sorzano con los términos municipales aquí citados.
 


La Cruz de La Moza a los pies de dos vecinos de Sorzano.
 

En este lugar el Camino de Castañares conecta con el Camino de Los Arrieros o de La Recua o también llamado Sendero Collero, por donde venían los romeros de Sojuela.

 Los de Medrano subían a la cumbre de Moncalvillo: “por medio del Cerro de La Calva entre mediodía y norte, hacia la punta, donde dicen El Naval, y de allí  las cumbres adelante aguas vertientes a Castañares por El  Bustal, camino por donde iban los de Medrano a la Hermedaña, y su carasol hasta El Serradero”, se lee en un acuerdo de pastos entre Sorzano y Sojuela, en el año 1845.

 En una nota del mismo acuerdo se añade que se cree que en el Cerro del Responso era donde paraban los de Medrano cuando iban a la rogativa. Las demás Villas de Campo, así como los pueblos situados al oeste de Moncalvillo (Castroviejo, Manjarrés, Santa Coloma y otros más), subirían por otros caminos.

Los romeros continuaban por debajo del Cerro de Matamala, atravesando el Barranco de Tienes y pasando por Valdehuma y por debajo de La Peñuela y del Cerro de La Hoya del Puerco llegaban a la gran fuente de Pavía, debajo de Valaidos. Aquí había otra cruz donde los de Sorzano cantaban un responso y hacían conmemoración de San Saturnino, patrono que fue de aquel pueblo hoy desaparecido. Por aquí subían también en su día las procesiones de Castañares de Las Cuevas y de Viguera. 

Pavía, un enclave que se encuentra cubierto por bosques, a pesar de tener una orografía extremadamente accidentada, debió de ser una villa de cierta entidad en la Edad Media. Ya vimos anteriormente, al hablar del monasterio de San Agustín, en qué fechas aparece citado el monasterio.

 Desde Pavía la procesión seguía por encima del camino actual situado bastante más arriba de la Senda de La Caballada, a través del Cerro alto de Las Rozas, encima de la Dehesa Arguas, donde dicen La Plana, y por debajo del Cerro de La Armada, caminando por la cabezada de Prado Navajuelo, se encontraba con los corrales de Urrilla.

 De aquí se divisa ya perfectamente el Carasol de la Virgen. Desde La Peñuela de Urrilla y por la margen derecha del barranco, entre éste y la loma de Cantendido (canto tendido), subían hasta un rodeón donde se juntan las aguas que bajan de Fuentes Blancas  y las de la Fuente de la Hermedaña. Allí la senda se bifurca. Continuando hacia la derecha con trazado ascendente por una cumbre se llegaba a dar vista a la Ermita. Este último tramo era la llamada Cuesta del Humilladero.

 La gente de Nalda parece llevar prisa; desde Sorzano no hace paradas en los lugares donde sí lo hacen los demás pueblos.  

A LAS PUERTAS DE LA HERMEDAÑA.

 Dice el Libro: A la vista de la Armedaña se vuelve a componer la procesión y se canta “Ave maris stella”.

 Llegados a un hayedo y al dar vista a la Ermita, formada de nuevo la procesión, salían a recibirles el mayordomo y el casero con su cruz e insignias. Éstos estaban obligados además a tener abierta la ermita y a darles a los sacerdotes los ornamentos necesarios para decir misa y celebrar la fiesta.
 


Cruz procesional de La Hermedaña. Siglo XV.
 

Allí se entonaba un himno de alabanza a la Virgen; era el Ave, maris stella.                              

Y en llegando la antífona “Regina caeli”.

 Como todavía hoy lo hacen, pocos romeros dejarían en ese momento de beber y lavarse (para aliviar el cuerpo y limpiar el alma) en la gran fuente que mana al pie de los muros de la ermita. A dos grandes piedras que allí hay y donde apoyan los pies para no mojarse les siguen llamando el pie derecho de la Virgen a una y el pie izquierdo a la otra. Esta fuente sería considerada poco menos que santa debido a su cercanía al templo.
 


Fuente de La Hermedaña.
 

En este caso la cercanía se ha llevado hasta el extremo de construir el templo sobre la fuente a pesar de los inconvenientes y dificultades de su construcción, en una ladera pronunciada, pudiendo haberlo hecho en un lugar llano pocos metros más arriba.

 EL RITO RELIGIOSO EN EL SANTUARIO.

 Dice el Libro: “El que preside dice misa conmemorativa cantada y es de honor”.

 Las misas podían ser cantadas o rezadas; y las cantadas, solemnes o no. Esta era cantada y solemne y dentro de la Ermita.

Y continúa: “hay ofertorio”.

 Antiguamente estaba en uso la práctica de la solemne oferta por parte de los fieles, que tenía lugar al comienzo de la Misa de los fieles. Se formaba una procesión hacia el altar, en la que tomaban parte los fieles, llevando sus dones.

 Éstos consistían en velas (en la Edad Media era la ofrenda más corriente), pan, vino, lana, aceite, frutas, dinero, otros productos del campo, animales domésticos, flores, etc. Como esta ceremonia era larga y solemne, para  mantener el fervor y  la atención de la  comunidad se cantaba un salmo, alternando el pueblo con una antífona después de cada versículo. Acababa el canto al terminar las ofrendas.
 


Ruinas de La Hermadaña y voluntarios del Campo de Trabajo 2004.
 

La frase “hay ofertorio” nos está indicando que habría una ofrenda de dones. Estos dones contribuirían al mantenimiento del culto, del edificio y del ermitaño. Las ofrendas de esta clase eran muy frecuentes. “En 1670 Viguera negaba a Sorzano la facultad de asistencia a la rogativa de Nuestra Señora de la Hermedaña, nombrar mayordomo y ermitaño de ella e inspeccionar sus cuentas. Sorzano presentó demanda en Valladolid y ganó la provisión en 1672”.

 Poco después: “Y si es domingo aspersorio”.

 La aspersión del agua bendita tiene lugar únicamente los domingos, antes de Misa. Simboliza, según algunos, el bautismo que antiguamente se administraba a los fieles en las fiestas de Pascua y Pentecostés, de las que los domingos son una continuación. Otros creen ver en esta ceremonia un recuerdo de la preparación espiritual que siempre ha exigido la Iglesia de sus sacerdotes y fieles antes de la celebración de la Eucaristía.

 El sacerdote, con capa pluvial, se acerca al altar y arrodillado al pie del mismo sobre la primera grada, juntamente con los ministros entona al mismo tiempo la antífona “Asperges me”.

 Rocía mientras tanto con el agua bendita el altar, después a sí mismo, a los ministros, al coro, y finalmente al pueblo.

 Dice el Libro: “Y en el rosario la procesión dentro de la Ermita con la imagen pequeña”.

 La imagen pequeña se llama la Aparecida pues se cree es la encontrada por un pastor en un acebo. Está de pie sobre una rama o raíz de un árbol. Actualmente se encuentra en la parte superior izquierda del retablo de la Ermita de la Virgen del Roble, a donde se bajó en 1836 cuando se hundió La Hermedaña y es la imagen que los hombres de Entrena, cuando venían en romería a esta ermita de Sorzano en la Fiesta de Las Doncellas, se metían con disimulo en la faja, tapándola con la chaqueta, intentando llevársela. Los de Sorzano, siempre vigilantes, daban la voz de alarma y pronto era devuelta a su sitio.
 


Imagen de la Virgen conocida como “La Aparecida”.
 

Hacer la procesión con esta imagen, por dentro de la ermita, siempre nos había parecido enigmático. Hoy, después del desbroce y limpieza de las ruinas gracias a un Campo de Trabajo dirigido por la arqueóloga Pilar Pascual Mayoral y promovido por la Asociación PANAL de Nalda y que se ha conseguido sacar a la luz las primeras estructuras de este edificio, se va aclarando el misterio.
 


Trabajos de limpieza en La Hermedaña con seguimiento arqueológico.
 

Aunque la misa constituyera uno de los momentos culminantes de la fiesta lo específico de la romería sería el contacto directo con la imagen de la Virgen y una manera de hacerlo sería con un beso.

 La que usarían para ello sería la imagen pequeña, la llamada “La Aparecida”, que tiene reducidas dimensiones por lo cual permite ser sostenida y manipulada fácilmente. En la mayoría de santuarios los romeros daban vueltas por fuera, alrededor del edificio, rezando el rosario.

 Aquí, de igual manera que lo hacen los peregrinos bretones, ellos lo hacían por adentro. Esta procesión por adentro, si no por todos los asistentes, estaría formada al menos por los sacerdotes, autoridades, ayudantes y ermitaño con la cruz, portando la imagen desde su retablo hasta el altar mayor donde sería colocada para que la adoraran y después darla a besar a los fieles.

 En el libro “Cofradía de Nuestra Señora del Roble”, describiendo la imagen pequeña, se dice: “se supone es la Virgen de la Hermedaña aparecida a un pastor, y en ese concepto se da a adorar a los fieles”. 

LOS ROMEROS ABANDONAN EL SANTUARIO.

 Dice el Libro: “Al partir se dice la salve y en saliendo responso gen”. 

La “Salve regina”, en varios documentos se dice que era cantada. La abreviatura gen. significa que el responso se cantaba de rodillas.

 Dice el Libro: “Cantase hasta la Cruz de la Cuesta y allí responso gen”.

 Desde la ermita bajaban en procesión cantando himnos y salmos hasta la Cruz de la Cuesta. La Cuesta es la Cuesta del Humilladero; en las procesiones de los demás pueblos siempre aparece citada. Allí por segunda vez se canta otro responso. Hecho esto se rompe la procesión y sin detenerse llegan a Sorzano.
 


Imagen de una romería en La Hermedaña reciente.
 

El humilladero era un lugar donde había una cruz sobre unas gradas, unas veces cubierta con un techo y otras sin cubrir. La mayoría de las veces la cruz solía ser de madera y estaba situada generalmente en un promontorio desde el cual se divisaba el santuario. Se le llamaba humilladero por la devoción que tenían los fieles de humillarse o arrodillarse al pasar por delante de este devoto lugar. 

Los caminantes cristianos le arrimaban piedras al igual que lo hacían los romanos cuando en las encrucijadas las amontonaban al pie de la efigie del dios Mercurio (Hermes) donde estaban escritas las letras que indicaban para dónde iban los caminos.

 LOS ROMEROS REGRESAN A SORZANO.                                  

Dice el Libro: “se hace conmemoración en Nuestra Señora la del Roble, en San Andrés y en la Iglesia”.

 En Sorzano no se deja de rezar en ninguna de los templos pues todos ellos dependían del cabildo de Nalda. Nuestra Señora del Roble es la ermita actual donde están las dos imágenes de La Hermedaña.

 San Andrés era la iglesia que estaba en el cementerio. Dentro de ella y en los alrededores se enterraba a los muertos; quedan escasos vestigios de sus paredes.

 “No hay memoria de la fundación de Sorzano y aunque el cabildo de Nalda, en el pleito de separación de pilas, principiado en 1805 y concluido en 1817, supuso en sus alegatos que había sido en su origen chozas de pastores procedentes de Nalda, nada de eso se probó. En lo antiguo estuvo la mayor parte del vecindario en el Barrio llamado de Arriba y consta en los libros viejos de la Cofradía del Santo Cristo que la Ermita de San Andrés fue la primitiva iglesia de Sorzano”.

 Dice el Libro: “y responso general en el cementerio de arriba”.

 Esto quiere decir que había ya otro cementerio, el de abajo. El de arriba estuvo situado donde ahora está el frontón viejo, junto a la puerta de arriba de la iglesia. Todavía en el año 1883, en los planos de la nueva escuela que se pretende edificar, se le llama a este lugar Plaza del Cementerio.

 

El de abajo estaba en la actual parroquia de San Martín. Construida en el año 1538 sabemos que enseguida se comenzó a enterrar en ella y continuó enterrándose allí hasta el año 1821, año en que se prohibió hacerlo dentro de los templos.
 


Iglesia de San Martín de Sorzano.
 

A partir de entonces se comenzó a enterrar dentro de la iglesia de San Andrés, antigua parroquia de Sorzano. El día 28 de septiembre de 1879, en sesión ordinaria del ayuntamiento, se trata sobre el ensanche y arreglo del cementerio de esta villa: “que en vista de que el cementerio no se halla en las condiciones de la Ley porque está cubierto el tejado y ser bastante pequeño, acordaron quitar el tejado y darle ensanche por la parte del norte otro tanto que es en la actualidad o sea mil ochocientas varas superficiales”.

 Desde entonces se entierra en el lugar que ocupó dicha iglesia y en sus alrededores; es el cementerio actual.                                   

Vuelven a salir de Sorzano por la Iruela, siguen el actual Camino de Nalda y llegan al pradillo de San Agustín donde se forma la procesión.

 LA ROMERÍA SIGUE SU MARCHA HACIA NALDA.

 Dice el Libro: “se empieza a cantar el non sumus digni desde la Cruz de los Caminos y se va a San Agustín, hácese conmemoración y en saliendo responso gen. y se prosigue cantando hasta el pie de la cuesta”.

 La Cruz de los Caminos estaría en el lugar donde se cruzan el Camino de San Agustín, el Camino del Trujal,  la Calleja de Royo y el Camino La Estrada. El nombre de este último procede del latín strata que significa camino empedrado. 

A pesar del abandono que sufría la iglesia de San Agustín vemos por esta cita que aún se mantenía en pie. Se entra en ella, se le reza al Santo y a la salida, de rodillas, se reza un responso.
 


Sector sur por donde subían los romeros a Nalda.
 

El pie de La Cuesta es la parte bajera del cerro donde se asienta Nalda. La subida a él todavía recibe ese nombre. 

 LA ENTRADA EN NALDA.                        

 Dice el Libro: “de acá se sale a recibir la procesión con pendones, los capitulares in albis, sácase capa para el que viene presidiendo aquel día”.

 Los cuatro sacerdotes que habían quedado en Nalda, in albis, de blanco, con las albas puestas y acompañados del vecindario que había quedado en el pueblo sin asistir a la procesión, salen a recibirles. Se saca la capa pluvial para el que viene presidiendo. En la subida se le sacó la capa pluvial en Sorzano. Ahora a la vuelta ya no la lleva, lo cual nos dice que la dejó en la iglesia de ese pueblo.

 Dice el Libro: “e incorporados encima de la Era del Conde se viene por la Carrera que es por donde fueron”.

Suben la Cuesta y encima de la Era del Conde siguen por la Calle La Carrera, la misma calle por donde bajaron por la mañana, llegan a la Plaza de La Fuente, entran dentro del recinto amurallado por la puerta del Arco de La Villa y llegan a la Iglesia.
 


Vista exterior del Arco de la Villa. Nalda.
 

Dice el Libro: “llegando a la Iglesia las conmemoraciones del Santísimo, Santa María y San Felipe y Santiago”.


Vista interior del Arco de la Villa. Nalda.
 

Al llegar a la iglesia, en todos los pueblos se hacía lo mismo: se rezaba al Santísimo, a la Virgen María, titular de la parroquia de Nalda, y a los santos cuya fiesta se celebraba ese día, en este caso los apóstoles San Felipe y Santiago el Menor.


Recorrido de la Romería de Nalda a La Hermedaña.
 

LA PARTE LÚDICA DE LA FIESTA.

 Por estas fechas más de treinta pueblos de los alrededores de Moncalvillo acudían a una ermita, actualmente en ruinas, la ermita de la Hermedaña. Sabemos que era una fiesta sujeta a voto pero desconocemos las razones por las que se instauró.

 Lo que sí sabemos es que se celebraba sin interrupción desde hacía muchísimos años. En el libro 4º del Ayuntamiento de Sorzano, en 1672, se dice: “teniendo la dicha villa de inmemorial tiempo a esta parte…. de ir en rogativa y procesión a la ermita de Nuestra Señora de la Hermedaña”.

 Dos aspectos tenía la festividad: Uno lúdico y otro religioso. Como hemos visto anteriormente el aspecto religioso está perfectamente reglamentado y descrito. Tenía su núcleo principal en la misa solemne dentro de la ermita.

 Terminado este acto el Concejo volvería a la casa del Ayuntamiento, situada cerca y al suroeste de la ermita, siendo entonces y allí cuando se decidía el momento más adecuado para llevar a cabo la parte caritativa o de beneficencia de la fiesta que, sin duda ninguna, no  faltaría: El reparto de comida a los pobres, que lo eran la mayor parte del pueblo.

En el libro manuscrito “Usos y costumbres de la Iglesia Parroquial de Sojuela”, que data de 1667, D. Francisco Pavía añadió unas notas. En una de ellas se dice: “a este santuario acudían todos los años los Ayuntamientos y vecinos de los pueblos citados” y sigue: “haciendo grande función y dando abundante comida a los pobres, especialmente Viguera, de donde iban la víspera los cocineros a preparar las calderas de carne para el día siguiente”.

 Todos los pueblos citados, entre los que se encontraba Nalda, dan abundante comida, pero sobretodo lo hace Viguera.

 Las procesiones continuaron hasta el año 1836, año en que se hundió y se abandonó la ermita. La causa principal del abandono parece ser ésta: La primera guerra carlista (la llamada Guerra de los Siete Años, 1833-1840) ensangrentaba toda España. En esta guerra fratricida murieron seis jóvenes soldados de Sorzano.

 ¿Quién se atrevía a subir y cuidar la ermita? Abandonada por todos no tardó en hundirse. Bajadas las imágenes a la ermita de Nuestra Señora del Roble de Sorzano continuaron celebrándose allí las procesiones y la fiesta, pero ya no acudieron más que los de Manjarrés, Sojuela, Daroca y Entrena durante algunos años más.

 En el momento actual el Grupo Hermedaña organiza cada Primer Sábado de Agosto una romería a las ruinas de La Hermedaña, a las que dedicaremos un número en la Colección Historias de Moncalvillo. 

Otros pueblos como Medrano y Manjarrés celebran la Fiesta de La Hermedaña con sus vecinos y Sorzano mantiene la tradición asociada a la Fiesta de las Doncellas.
 

     
Procesión de Las Doncellas de Sorzano con La Hermedaña.
 

    
Subida de las Doncellas a la ermita del Roble de Sorzano.


BIBLIOGRAFÍA:

Archivo del Ayuntamiento de Sorzano. Libro 4º, 5º y 15º.
Cuadernos del Iregua. Nº 4.
García Turza F.J. Documentación medieval del Monasterio de San Prudencio de Monte Laturce.
Historia de la Ciudad de Logroño. Año1994. Ibercaja.
Revista “La Hermedaña”. Año 2005. Nº 1.
Libro de Acuerdos y Quentas del Cabildo de la Iglesia de la Villa de Nalda.
Libro de Visitas de los Abades de Nájera a Sojuela. Año 1790.
Libro Inventario del Archivo Municipal de Sorzano. Año 1840.
Libro 2º de Bautizados, Casados y Difuntos de Muro de Cameros.
Libro Villazgo de Sorzano. Año 1632.
Nobajas S. Año1882. Nociones topográficas e históricas de Sorzano.
Real Cédula para la desunión de la Iglesia Parroquial de Santa María de Fuenmayor y la de Navarrete. Año 1785.
Rubio Ibarra J.M. Año1975. Fiesta de Las Doncellas.
Sáinz Ripa E. Año1981. Colección Diplomática de las Colegiatas de Albelda y  Logroño.
Usos y costumbres de la Iglesia Parroquial de Sojuela. Año 1667.
 

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