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El hundimiento de San Esteban de Viguera. Pedro García Ruiz; Luis Argaiz Velasco. INTRODUCCIÓN. San Esteban de Viguera es un monumento religioso que por su sencillez arquitectónica, riqueza artística y peculiar ubicación, hace años despertó el interés de técnicos, investigadores y aficionados de la Comunidad riojana.
No hay consenso entre los estudiosos
respecto a la época de su construcción y, aunque buena parte de ellos la
sitúan en torno a los siglos X al XII, la hipotética existencia de una
iglesia anterior bajo el mismo abrigo adelanta la propuesta al siglo
VIII. |
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Si hacemos caso a los vestigios arqueológicos hallados en varios parajes de Viguera y a los escasos y deteriorados restos arquitectónicos de sus ermitas, podemos asegurar que San Esteban no es el templo más antiguo de cuantos se fundan en la órbita del castillo, al menos no tanto como los dedicados a Santa Eulalia y San Martín. Pero no se trata de valorar la importancia de estos pequeños santuarios solo por su antigüedad, ya que en el caso que aquí tratamos hay que valorar también su milagrosa conservación, su interesante arquitectura, las pinturas murales que alberga en su interior, y su fundación en un peculiar abrigo abierto por el río hace millones de años. De todas estas cosas iremos hablando en este artículo y en otros posteriores que esperamos publicar más adelante, aunque aquellos que deseen adelantarse pueden consultar, entre otras publicaciones, el libro “Las pinturas de la ermita de San Esteban de Viguera” donde van a encontrar amplia información sobre su arquitectura, el contexto histórico en el que fue fundada y su riqueza artística. |
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EL ESCENARIO GEOLÓGICO DE VIGUERA. El número 1 de Historias de Moncalvillo trata la formación de los montes de esta comarca como consecuencia de la Gran Orogenia Alpina.
El
extraordinario fenómeno geológico comenzó hace cuarenta millones de años
al chocar las placas tectónicas Ibérica y Euroasiática, cuya fuerza hizo
elevarse los Pirineos y los montes vascos, navarros y riojanos. |
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En el
territorio periférico a Viguera se elevaron Peña Puerta, Peña Aldera,
Cerrollera y Peña Guerra y algo más al sur la Sierra del Serradero. En
el periodo Oligoceno comienza una potente fase erosiva y estas montañas
recién elevadas aportan abundante material que es transportado,
redondeado y depositado en la franja de conglomerados que hoy vemos en
el entorno de Viguera y que serán ocupados por el hombre desde el
Periodo Neolítico hasta el momento actual. |
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EL HUNDIMIENTO DE LA ERMITA. La erosión de los conglomerados continúa desde aquella época remota, y no solamente la que ejercen sobre ellos las aguas pluviales pues también las fuentes que brotan en puntos diferentes de estas formaciones contribuyen en grado diferente. Las aguas son el principal enemigo de estos gigantes geológicos, surcan sus zonas más débiles y al convertirse en hielo consiguen desgajar los bloques de conglomerado que vemos a sus pies.
Junto
al castillo de Castañares de las Cuevas permanecen ancladas las grandes
rocas que, al desprenderse, dejaron a la vista algunas galerías
rupestres asociadas al castillo; también resulta espectacular el
desprendimiento que da nombre a “Peñas Juntas”, paraje idóneo para
descansar mientras se recorre el “Barranco de los Infiernos”, de Sorzano,
pero de todos cuantos existen vamos a ocuparnos en este artículo del que
cayó sobre la iglesia de San Esteban de Viguera, dejando el edificio
completamente arruinado. |
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A mediados del siglo XX la protección del patrimonio histórico y arqueológico riojano era responsabilidad de la Comisión Provincial de Monumentos, la Diputación Provincial de Logroño y el Instituto de Estudios Riojanos. Informados los responsables de estas instituciones de la desgracia ocurrida en San Esteban, desde el Instituto de Estudios Riojanos se encargó supervisar los daños al arquitecto Rafael Gil, quien tras comprobar las consecuencias de la tragedia entregó el correspondiente informe, y público poco después un resumen en la revista Berceo, era el año 1952. Según las imágenes publicadas podemos imaginar la sorpresa del arquitecto al llegar al abrigo de San Esteban, pero el interés arquitectónico y artístico del santuario le animó a elaborar la primera ficha técnica de cuantas hoy disponemos. Tomamos de ella algunos datos de interés. El arquitecto Gil la describe como “una modesta ermita arruinada, cuyo estudio completo y documentado puede resultar interesante por las características que presenta, al ser el único ejemplar que se conserva en la provincia de Logroño”; y advierte a los responsables de Patrimonio, “que se encuentra en trance de desaparición, si no se toman urgentes medidas para evitar la inminente ruina”. Dice a continuación, que consta “de una nave rectangular de 4,5 x 5,5 metros aproximadamente a la que se une un ábside semicircular de 3,10 x 3,60 metros de gran peralte, cubiertos la primera por bóveda de cañón seguido algo peraltada y el ábside con bóveda de horno”. |
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“La
orientación general es la litúrgica E-O, sin más huecos que la entrada,
situada en la fachada Sur de la nave, y tres aspilleras abiertas al
ábside”, cuya distribución quedó representada en la planimetría. |
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Planimetría elaborada por el arquitecto Rafael Gil. |
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Señala que “al estar colocada dentro del hueco que forma la peña, carece de tejado, y que no lo ha tenido nunca, siguiendo la tradición de algunos de nuestros monumentos en análoga situación”, cuestiones que le lleva a situar la iglesia en el siglo XII, “como otros templos de pequeño tamaño como los de Ujo (Oviedo) y Santa María de Porqueras (Gerona).
San Esteban de
Viguera es para Rafael Gil “un templo más sencillo y tosco que los de
Ujo y Santa María de Porqueras, puesto que carece de escultura de ningún
género como capiteles, canecillos o columnas, y únicamente se permite
como elemento en parte ornamental y en parte resistente, pues soporta al
hastial, el arco triunfal que separa el ábside de la nave, formado por
tres arcos, del que únicamente el central es practicable, quedando los
otros dos reducidos en sus dos terceras partes a simples nichos o
alacenas, debido a la menor anchura del ábside, solución simplista y
primitiva en extremo”. |
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Las pinturas del interior de la ermita son interpretadas como frescos “por la profundidad que alcanzan los colores en la capa de estuco que cubre la iglesia, y por emplear colores simples, sin superposiciones, de tonos calientes, amarillo, ocre rojizo, blanco y negro, que fueron aplicadas en la misma época de su construcción o ligeramente posteriores”.
Y aunque la ruina
del santuario y los sucesivos encalados no le permiten reproducir con
precisión las escenas representadas por el artista medieval, se esfuerza
por dejar constancia de su interés. |
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LA RECONSTRUCCIÓN DE LA ERMITA. Para preparar este pequeño capítulo nos hemos desplazado a la histórica Venta de la Paula a charlar con Carmen y Rufino, el matrimonio que custodia San Esteban de Viguera. Carmen nació hace 78 años en esta vieja venta de carretera, en la que hoy recoge el visitante las llaves de la ermita, y continúa viviendo con Rufino hasta el momento actual. Esto quiere decir que todo cuanto aquí decimos está respaldado por esta pareja de “ermitaños”. Carmen no recuerda en qué año se produjo el hundimiento, pero sí que la empresa que realizó la reconstrucción vino de Zaragoza, por lo que suponemos era personal especializado en este tipo de reformas y recomendados probablemente por la Comisión Provincial de Monumentos. Al comenzar la reconstrucción, Carmen tenía unos doce o catorce años, no lo recuerda con total exactitud, pero todo parece indicar que la intervención se puso en marcha poco después de conocerse el informe de Rafael Gil, quizás en el año 1953.
En este tiempo
vivían también en la venta Saturnina y Félix, hermanos de nuestra
informante. Saturnina Rodríguez Ramírez subía cada día almuerzo y comida
a los albañiles, y Félix, el hermano mayor, a lomos de caballo los
materiales necesarios para la obra. Finalizada la restauración el
aspecto del santuario y su abrigo sería algo mejor que el que vemos en
la siguiente imagen. |
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EL LARGO PERIODO DE ABANDONO. Acabada la reconstrucción, la ermita de San Esteban se enfrenta a la etapa más triste de su historia: Medio siglo de abandono. El abrigo y el lugar de culto son utilizados como sestil y corral de ganado y un manto de estiércol recibe al visitante. Por suerte, al final de la centuria aflora la sensatez y con fondos europeos del Programa Leader, Fundación Caja Rioja, el Ayuntamiento de Viguera y la empresa Iberyeso se pone en marcha un interesante proyecto con el que se conseguirá: A) Colocar una cerca que impida la entrada de ganado al recinto sagrado. B) Restaurar las pinturas murales del interior de la ermita.
C) Publicar el libro
“Las pinturas de la ermita de San Esteban de Viguera”, cuya interesante
y completa información esperamos publicar, aunque a modo de resumen, en
el próximo número de Historias de Moncalvillo. |
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BIBLIOGRAFÍA. ELÍAS PASTOR, LUIS VICENTE. “San Esteban de Viguera, el monasterio oculto”, Piedra de Rayo, 1 de junio, 2.000, pags. 36 – 39. GIL, RAFAEL. “Notas sobre la ermita de San Esteban de Viguera”, Berceo, 24, Logroño, 1952, pags. 451 – 455. GONZÁLEZ BLANCO, ANTONINO; PASCUAL MAYORAL, PILAR. “Viguera en la alta Edad Media, arqueología contextual para la ermita de San Esteban”, Las pinturas de la ermita de San Esteban de Viguera, LR-1999. Pags. 39 – 114. HERAS Y NUÑEZ, MARIA DE LOS ÁNGELAS. “Ermita de San Esteban de Viguera: conexión de sus frescos con las diversas corrientes de la miniatura española”. Cuadernos de Invetigación: Historia, Tomo 10, Fac. 2, 1984, pags. 67 – 78. |
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